Descripción
Graciela Sánchez Guevara
Decolonizar el discurso pedagógico de la Historia de México. Primera Edición. Ciudad de México: Analéctica, 2023. (36,12 x 45,17 cm.)
156 MB: 36,12 x 45,17 cm.
ISBN: 978-631-00-1603-0
DOI: 10.5281/zenodo.10086193
El epígrafe de Albert Memmi, es una perfecta radiografía de la colonización como fenómeno socio-cultural-histórico-económico, del ser colonizador y del ser colonizado. Para que exista la colonización necesariamente se requieren de estos dos seres, uno no puede existir sin el otro y el otro sin el uno, se trata de un binomio indisoluble que coexiste permanentemente. Luego entonces habría que preguntarnos los que estamos ubicados geográficamente en la zona colonizada, ¿cómo de(s)[ Concuerdo con la propuesta de Catherine Wlash en colocar la S de descolonizar, en lo pedagógico y lo decolonial: Entretejiendo caminos, (nota 2, p. 24) en Pedagogías Decoloniales. Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir.]colonizar nuestro pensamiento, si desde que nacemos nos enseñan a hablar la lengua del colonizador? ¿Cómo de(s)colonizar nuestras prácticas sociales y discursivas si desde la familia, la iglesia, los medios de comunicación, las instituciones y el aparato escolar nos enseñan y nos refuerzan subrepticiamente a cada momento que estamos colonizados? ¿Cómo escapar a las nuevas formas de colonización a raíz del nacimiento de las nuevas tecnologías, del internet, de las redes sociales que no solo han globalizado la economía sino también toda producción de conocimiento? Estas son preguntas esenciales que nos debiéramos hacer para desentrañar nuestras prácticas sociales, ideológicas y discursivas, si realmente nos queremos quitar el lastre del ser colonizado, del ser subalternizado (Spivak, 1998) de pertenecer mentalmente a la zona del no ser (Fanon, 2009) y siempre en el peligro de estar en la línea abismal (de Sousa, 2022) que no nos permita reflexionar “¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos, de dónde venimos, a dónde vamos? Conocer lo humano no es separarse del universo, sino situarlo [situarnos] en él.” (Morin, 2003, p. 27).
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